—¿Y qué ese eso del amor libre? -Pregunto agarrando con fuerza la bocina y balanceando mi cuerpo hacia adelante con notable interés. Asiento ante la respuesta que proviene del otro lado del teléfono, entonces digo:
—Déjame entender, tú tienes una relación con tu novio, él se acuesta con quién se le dé la gana, y luego, cuando tú te quieres acostar con quién se te dé la gana ¿él saca excusas rebuscadas y hace todo lo posible para que eso no pase? ... Ahhh, incluso su otra pareja puede ir revoloteando por tu casa con toda impunidad, y así a ti te duela ¿te tienes que aguantar?
Después de tremenda conversación con esta amiga neo-hippie de pelo muy al estilo Janis Joplin, reconocí en su historia que por más que lo llamaran amor libre, allí había mucho de machismo, de egoísmo, de opresión y de sacrificio. Eso no podía ser amor libre, entonces empecé a indagar entre mis conocidos para acercarme hacia lo que la gente piensa que es el “amor libre”.
Las respuestas fueron diversas. Para algunos, como mi amiga hippie y su pareja, amor libre quiere decir que dentro de un núcleo hombre - mujer, cada uno puede generar distintos tipos de relación con personas externas, ya sea únicamente sexual o también emocional. Para otros, Amor libre, nuevamente desde un núcleo monógamo, reconoce que la sexualidad puede estar desligada del sentimiento o del amor y, de esta forma, se pueden tener parejas sexuales indefinidas mientras que no haya ningún tipo de complicidad, o vínculo emocional con el ser externo.
Pero hasta ese momento sentía que todas las respuestas se quedaban en la superficialidad, en una monogamia flexible que no honra ni a la palabra amor ni a la palabra libertad. Investigué un poco más encontrándome con varios escritos en su mayoría comunistas o anarquistas: Emma Goldman, Pepita Guerra, Luigi Labbri, entre otros teóricos, han definido el Amor Libre sin llegar a consenso alguno. Es por esto que decidí crear mi propio tratado sobre amor libre teniendo en cuenta mi visión y experiencia sobre el tema, y los aportes de conocidos, extraños y, claro está, de la literatura. Hago aquí una breve advertencia para quienes aún se deleitan con ese amor romántico, trágico y obsesivo al mejor estilo Romeo y Julieta. Sin más, ahí les va:
1. El amor único y eterno no existe, es la ilusión que la literatura, el cine y por supuesto las telenovelas nos han querido vender sobre todo a nosotras las mujeres para que pensemos que debemos amar a un solo hombre, y que ese amor será para siempre, no importa los sacrificios que debamos hacer o las cosas que nos tengamos que aguantar.
2. El sacrificio no es sinónimo de amor. Si sacrificas tus sueños por alguien más, si sacrificas tu cuerpo por darle gusto a otro ser, si arriesgas tu sanidad mental para estar con alguien más, un día despertarás del letargo arrepintiéndote y culpando al otro por todo lo que dejaste atrás, por lo que no hiciste.
3. El amor libre admite terceros, cuartos y quintos. Es tan mentirosa la idea de que al amor solo lo encuentras una vez en la vida, como que solo puedes amar a uno por vez. El amor no es un sentimiento que podamos controlar, que podamos enfocar y que podamos dirigir hacia una única persona. Es posible sentir amor por dos personas al mismo tiempo, es una idea social y cultural el hecho de que no nos lo permitamos. Los humanos tenemos la capacidad de relacionarnos de infinitas formas con los demás, esto no debería estar regulado ni por la ley, ni por la religión.
4. El matrimonio no es ni de lejos sinónimo de amor. Un papel o una bendición no son pruebas de que amas, el matrimonio es en sí una trampa a la libertad cuando un sacerdote te dice que debes amar hasta la muerte, y un juez tiene la autoridad de declarar tu separación cuando las dos partes están de acuerdo.
5. El amor libre reconoce que es cambiante, que fluye y que es finito. El amor libre reconocido nunca reparará en los lugares comunes: “Te voy a amar por siempre”, ”Eres el amor de mi vida”, “Nunca amaré a nadie como te amo a ti”. El amor libre sabe que hoy puedo amar de una forma y mañana por alguna razón del universo lo haré de otra o ya no lo haré más.
6. El amor libre no es opresor. El amor libre reconoce la igualdad entre las personas, no existe una dominación de unos sobre otros. El amor libre no ata, no obliga y no impone. Reconoce que cuando se empieza a dañar, es necesario alejarse.
7. El amor libre no es posesivo. El amor libre no ve al otro como “suyo”, reconoce que las personas no somos objetos que pertenecemos a, por el contrario somos seres libres que decidimos amar o compartir con. Está totalmente abolido el derecho de propiedad sobre alguien.
8. El amor libre no es dependiente. Como individuos seremos capaces de tomar decisiones, de vivir experiencias, de luchar por nuestras metas reconociendo nuestra independencia. Existen los objetivos comunes, claro, pero nunca dependeremos de otro para cumplir nuestros sueños.
9. El amor libre no discrimina ni sexo, ni raza, ni condición social. El amor libre no está permeado por lo que la sociedad nos diga que es correcto. Ni la iglesia, ni el estado, ni la familia pueden decidir a quién podemos o debemos amar.
10. El amor libre permite el disfrute del placer y el erotismo. Estos nunca serán impuestos. También se reconoce que el sexo no tiene exclusividad en el amor: el placer y el amor no siempre están ligados.
11. El amor libre es también una lucha política y social. Para amar con libertad, lastimosamente en la sociedad en la que vivimos, será necesario chocar contra normas, personas e instituciones, pero sobre todo pelear con nuestras propias estructuras mentales, las ideas que la familia, la escuela y la política han generado en nosotros.
12. La libertad está por encima del amor. El amor tiene como principio la libertad. Eres libre sin amor, pero nunca habrá amor si no eres libre.