miércoles, 16 de julio de 2014

EL DELIRIO ALEMÁN

Las chicas salen de vacaciones, y como destino turístico eligen nada más y nada menos que Cuba… ¿Puede existir algo más cliché? Cuba es mamerto y provocador. Como las guarras que aquí les escriben.

Ahora bien, como es de esperar a donde fueres haz lo que vieres, y en Cuba no queda más que tomar ron hasta el cansancio.

Aventuras hay para contar, pero esta vez solo me remitiré al “delirio alemán”. Esta definición no puede provenir de alguien más que no sea Frida con su talento para imaginar descripciones que transitan entre el humor negro y la tragicomedia. Así fue como nuestra querida Frida nos dejó una improvisada nota resaltando la estupidez que nos había atrapado en las últimas 24 horas que anteceden a la misiva.


Como siempre Amelita y su encantador bailoteo, llamaron la atención. Esta vez las víctimas son un trío de alemanes medio simplones... pero bueno, hay que admitir que cuando Amelita quiere algo lo consigue (situación que sobre la cual Amelita DEBERÍA escribir).

De mi parte puedo decir que no se cómo llegué al delirio alemán (seguramente el ron ayudó) con el alemán en cuestión compartí la habitación las siguientes tres noches. Se suponía que mi roommate de viaje sería Amelita, lo que sucedió fue un simple cambio de compañeros por cuestiones técnicas. -Nota: no me siento culpable con Amelita porque ella me debía unas cuantas noches vacacionales de incomodidad-.

De mi delirio puedo decir que sucedía después de 4 cubas libres, y aunque me parecía medio simplón, era el único que se esforzaba por entender mi inglés pachuco y estaba impresionado con mi belleza (a pesar de permanecer en un estado de guayabo insoportable durante todo el viaje).  

La parte interesante sucede cuando descubro que cumplo todos los estereotipos latinos. La latina caliente! con mucha sabrosura! (ahhh proyecto uno). La parte poco interesante sucede cuando descubro la maldición que me persigue… los penes flojos! 

¿Qué hice yo para merecer esto? !!
¿Será que tengo que impulsar una campaña?!:
Si va a tirar no tome, si va a tomar no intente tirar, deje su pene en casa!.

En estos casos solo queda la dulzura, porque no soy una arpía. Así fue como terminé siendo amiga del alemán. De alguna forma puedo decir que: hasta me gusta, hace mucho tiempo no sentía la delicadeza y la dulzura de un hombre -qué cursilería-. Además, mi autoestima se vio gratamente sorprendida por la forma en que me miraba. En este caso puedo decir que tuve un pequeño delirio alemán de 4 días. Y aunque no tuve sexo como me lo merezco, nos regalamos otra experiencia, como dice Amelita.

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