miércoles, 29 de enero de 2014

El lenguaje simbólico, reaprendiendo a hablar con mujeres paso 1

Después de una sesión con mi bruja de cabecera, de comprobar que en un futuro cercano no voy a ser dominada, casada, o expropiada y que mi vida laboral avanzará lentamente pero es prometedora, mi capacidad para manejar diplomáticamente las situaciones de la vida cotidiana se disminuyó al 1%. ¿Por qué? Porque ya no importaba lo que hiciera, no sería dominada, casada o expropiada y tendría un fructuoso ascenso hacia la adultez. Eso fue un problema bastante engorroso porque por un día dejé caer las útiles artimañas sociales de la comunicación con mis compañeros, pero sobretodo, con mis compañeras de trabajo; me excedí de cínica y ácida e hice estallar algunas sensibilidades que andaban por ahí listas para que alguien las activara con un mal comentario.

La víctima: mi pobre amiga de gafas sesenteras, desesperada e irritada al teléfono (su oficina está a tres cubículos del mío, pero ella prefirió llamar).

La victimaria: Frida distraída diagramando un texto para impresión, haciendo sangrías a los párrafos y mirando de cuando en cuando a la ventana pensando en varias cosas a la vez y respondiendo automáticamente a las afirmaciones de la víctima.

Antecedentes:
La víctima tiene un novio de mierda que la trata como a un trapero, una nunca entiende porqué chicas tan inteligentes y lucidas terminan enfrascadas en esas relaciones.

El novio de mierda descubrió que la víctima se había acostado con su hermano hace muchos, muchos, muchos años.

El novio de mierda se largó de juerga y luego la insultó.

El hecho:
La víctima cuenta su historia, “y me dijo… y luego hizo… y es tenaz porque yo nunca he… bla bla bla”. Miro aburrida hacia la ventana y luego digo:
-la verdad no me sorprende, lo raro es que gente tan inteligente como tu termine en un relación tan desastrosa.
-yo no sabía que fuera así cuando lo conocí
-y ves –digo aún distraída pensando en mi futuro prometedor sin presentir su desesperación, no quería solo quejarse, estaba buscando consuelo, pero por el maldito teléfono no lo presentí!
–¿por qué rayos tienes esas respuestas tan adolescentes? Siempre que estás con él te comportas así, hay que dejar de pensar como una niña primero y luego soluciona tus cosas –silencio estremecedor. La he cagado de sobremanera ¿cómo fui a vomitar ese tipo de pensamientos ocultos (pero ciertos)?!
 –yo no hablo así y no respondo así –dijo. De algún lugar salió mi Frida demoniaca:
 –bueno, si tu dices que no, entonces no – mi vocecilla interior me gritaba: mucha perra desgraciada! Cómo le dice eso?!
-es muy fácil opinar de algo que no se sabe –dijo mientras se le quebraba la voz, era hora de parar.
-Lo siento, no quería ofenderte, no quiero añadirte más preocupaciones –estaba actuando como una maldita provocadora y luego zafándome de la responsabilidad y mi vocecilla me decía: has asesinado por menos de eso.
-no, -me dijo –no importa, es culpa mía porque no debí contarte esto  

PLOP.

Mis respuestas debieron seguir algunas de las técnicas conocidas, como:

Técnica 1. Decir lo que quieren escuchar y luego establecer empatía, de hecho lo mejor es asegurar en algún momento  “yo haría lo mismo”, o “yo hubiera hecho lo mismo”:
Fresca, tu sabes que el man te quiere, y si ya estás cansada pues déjalo y vete con el hermano, cualquiera lo entendería, yo haría lo mismo.

Técnica 2. Evitar el tema y su discusión, emborrachar al interlocutor y luego ponerlo a bailar con algún baboso que le diga que es hermosa, se sube el ego y se ponen en perspectiva las cosas:
Tranquila, lo mejor será que te calmes ahorita, relájate, igual el man es un guevón, más bien vamos ahorita a hablar en el bar de la esquina y nos tomamos unos martinis y bailamos hasta el amanecer

Técnica 3. El espejo. Todo comentario, duda, dilema que presente el interlocutor o la interlocutora se responde:
Claro, entiendo, pero debes pensar en lo que realmente quieres, ¿qué es lo que realmente te gustaría hacer?

Técnica 4. La descarada agresiva activa:
No te puedes echar a morir, necesito que salgas de tu cursicoma y volvamos a la acción. Yo le pegaría a ese man tres patadas y lo dejaría morir en cualquier esquina. Que vaya y se coma a tu prima y quedan a paces.


De las cuatro, he de confesar que prefiero la de Simone Dominatriz, es decir, la cuarta, pero cuando no hay confianza no se puede sin condón, así que lo recomendable son las tres primeras. Aunque sigue siendo un poco preocupante que haya que tener tanto cuidado con una misma y con las otras (y eso que no he hablado de los hombres, que son otra historia más complicada). Es algo extenuante leer en los tonos de la voz, en los comentarios y en el discurso qué es lo que realmente queremos decir y adaptar según las circunstancias. Estoy mamada de los pañitos tibios y de las muñequitas de porcelana, necesito un poco de acción y reacción. 

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