— ¿Cómo
debo referirme a ti, cómo ella o como él? —dijo con voz suave, pausada, infantil.
— Llámame
Carlo — le respondió con voz aguda.
— Mucho
gusto Carlo, espero volver a verte pronto.
Después de ese primer encuentro comprendió que no existe
solo un camino, o forma, o manera, como le habían dicho en la escuela. Ese día
al fin entendió, que el universo era infinito.
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