viernes, 20 de septiembre de 2013

Un día de trabajo normal, cargar el computador portátil y subir a la oficina. Comienza la correría,  de la oficina del jefe al cubículo, luego a la impresora, que se localiza en la mitad del pasillo, sudar un poco esperando que nadie note que estoy imprimiendo el I CHING, porque con tantos nervios por la presentación de esta tarde, la programación neurolingüística ya no es suficiente


El I ching es muy críptico, cuándo pensé que podría ayudarme? Dice que soy una olla donde se cocina el cambio (¿?), yo necesitaba que dijera que soy un dragón con ojos de fuego que tiene el poder de acabar al mundo!! Maldita sea. Bueno, comienzo a leer, por un rato me entretengo, leo sobre el arte, la creación y la escritura, en algún momento el autor menciona que es importante tener una lista de “NO”. Una lista de “no”, mmm bastante sugerente. Trato de seguir la idea, no la idea en el texto, hoy estoy muy posmoderna y se me da la gana de saltármelo, trato de seguir la idea de decir, pensar y escribir todo lo que se me ocurra y pase por mi cabeza, lo primero, sería, claro
  


1.       No escribir una lista de “No” sobre escribir.
Jjaajajjaaj, río frenéticamente.

No…  2. No coquetear con el ginecólogo, eso sería buenísimo, aunque se me había ocurrido decirle en mi próxima cita que si seguía poniéndome en periodos de abstinencia iba a pensar que quiere destruir mi matrimonio y claro, alargar mi tratamiento. Luego se me vino a la cabeza una escena pornodecir más, bastante inquietante.



No… 3. Hablar con los ex (novios, casi novios, polvos, machuques y demás fauna), no hace bien, no tiene sentido, lo más grave, es que siempre hay una chica o un chico detrás de sus apariciones imprevistas, una chica o un chico que les rompe el corazón y uno tiene que
estar ahí para qué? Para subir el ego! Que coman caca, a mi no me caían nada bien cuando éramos amigos, ahora que somos exes menos.

4.  No… fantasear con viajes y trabajos ideales, eso tampoco hace bien, basta con identificar lo que odio de mi trabajo (no investigar, no escribir, no hablar con la gente, convertirme en una tecnócrata, no callejear ni viajar) para definir lo que quiero. No va a llegar el trabajo soñado como un príncipe azul entrando por mi ventana en una noche de abstinencia recetada por mi ginecólogo.

5. no seguir los consejos de yahoo answers, ni los desarrollos ulteriores de la psicomagia, no hay forma humana en la que meta un cigarrillo por mi precioso, protegido y adorado ano para dejar de fumar. O que remoje un tampón en vinagre para aliviar el escozor de mi infección. No!

6. no tener amigos “parceros”, ya tengo dos hermanos, aunque guaches, son dulces. Estos pseudohermanos a los que les parezco graciosa y buena gente son unos atarbanes, cuando se agota la posibilidad romántica entonces hay que escuchar miles de historias sobre tetas y culos y caras bonitas y viejas chistosas, y uno se convierte en un protohumano sin género (cosa q no estaría nada mal si simultáneamente no lo clasificaran en la base de la pirámide de lo que se supone que es una mujer) o si no…
uno se convierte en una princesa asqueada de las burdas conversaciones de los “hombres”. 

Que idiotez.

7. No ser una princesa con oídos sensibles y con mirada recriminadora.

8. No caer en la caricaturización de las mujeres de mi edad, tiempo y situación sociopolieconocultural jajajajaja, aunque esa es una buena invención. Si bien todas somos diferentes, no estaría mal reconocer que, por ejemplo, la suxygoda no solo cree en dios y es medio facha, sino que también tiene sus carcajadas sonrosadas cuando hablamos de los estimuladores anales y que no afirma con el dedo señalando hacia el cielo que los pobres son pobres porque quieren (sin reconocer además que todos somos pobres, excepto los ricos claro).

9. No caer en la trampa de la imaginada clase media, de los ideales de la clase media, esa clase racista, clasista, machista, homofóbica, xenófaba, que cree que  decirle gay, negro, gordo, analfabeto o pobre resentido del sur a alguien es suficiente para mantener el orden social dado, para estabilizar su vida en comodidades precarias después de años de trabajar por una pensión, como si nosotras las putas no tuviéramos derecho a nada.

Yo amo el sur, amo el sur de mi cuerpo, del planeta, de la ciudad, de mi habitación, amo los sures y los nortes cuando todo se pone al revés, los amo tanto, que es increíble la miopía imperante en esta caricaturizada clase.

Suspiro, levanto la mirada, el computador está esperando que lo alimente con una presentación, una presentación  sobre una situación que se genera por estas ficciones, mujeres de oídos sensibles que odian hablar de sus vaginas e infecciones y tienen la certeza de que la ciudad está acabando porque los pobres resentidos del sur viven de los subsidios y acaban con los impuestos.

Estaría bien no perder mi tiempo en esto.

10. No agotar las palabras, las ideas, la creatividad tratando de defender al mundo, como si eso fuera posible, tratando de escribir de manera sencilla que yo no soy la única que tiene derecho a un ginecólogo, a un trabajo mediocre, a un sueldo, a un computador, a un auditorio lleno de gente poniéndome atención, yo no soy la única con derecho a ser un interlocutor válido, somos millones. Así muchos digan que NO. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario