El
futuro nos tortura y el pasado nos encadena.
He
ahí por qué siempre se nos escapa el presente.
Gustave Flaubert
Esta es solo una de las tantas
historias que suceden en este mundo al que caprichosamente llamamos realidad. Relatos
que a diferencia de las ficciones no empiezan con un inicio ni terminan con un
final, simplemente transcurren en un lugar y se diluyen en el tiempo.
Él es un hombre perdido en un extraño
fenómeno cíclico del tiempo y el espacio, mientras mi mundo transcurre en un
supuesto plano lineal, él da círculos en el tiempo. Mi punto
de inicio es marcado por aquel lugar y aquel momento en el que empiezo a
existir, y mi punto final en aquel momento en el que dejo de hacerlo, cuando
muero; mi vida pasa de un punto al otro en una sola dirección, en un único
sentido. El sin embargo, siempre ha
existido, nunca ha dejado de hacerlo y está condenado a repetir su vida, su día,
eternamente. A él lo condena su condición, a mí me condena la rutina.
Dos cuerpos que se encuentran
repetidamente en el tiempo y en el espacio pero que solo cobran sentido en el
plano de las ideas. El pasea todos los días
el mismo espacio pero es alimentado por lo que observa, toca, escucha: vive
diferente el mismo día, su único día, gracias a las percepciones de ese plano
externo del que nunca ha hecho parte. Yo por mi parte con todo un mundo de
opciones, camino día a día mis propios pasos, pensando en las mismas ideas. A mí
me condena el tiempo, a él lo libera su mente.
Decidí al fin, cambiar. Me
pasearé entonces por otros lugares y mi cuerpo recorrerá nuevos escenarios. Ya no
volveré a ver a aquel hombre que durante nuestros encuentros solo miré, pero
que me hizo entender que la realidad no es una sola y que mientras unos
divagamos entre el pasado y el futuro, algunos otros solo existen para el
presente.
Que lindo!! Siempre me haces pensar cosas mas alla, que bien!
ResponderEliminarGracias Barb ;)
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