jueves, 13 de marzo de 2014

LA DUDA METÓDICA.



¿Por qué cuando un tipo está bueno y tiene una buena charla, suponemos inmediatamente que es buen polvo?
Esto lo deducimos automáticamente como si fuera una verdad absoluta. Pues ya bien el filósofo Descartes nos proponía dudar acerca de toda verdad que intentara ser absoluta.
La primera vez esta verdad se vio cuestionada por apenas impresiones borrosas después de una noche de borrachera, ¿Quizás era mi culpa? ¿No fui tan buena? ¿El exceso de alcohol? En este encuentro el discurso superó al acto, pero de alguna forma quedé satisfecha con la conexión intelectual.
Esto lleva a que esta duda metódica deba ser comprobada, ¿Cómo? Mediante las pruebas fácticas!
Segundo intento, ya más preparada. Pongo alerta a mis sentidos! El discurso ya se había visto afectado por ciertos comportamientos, pero mi duda sigue ahí!
Es mi cuerpo material el que no responde, no pasa nada! Esta vez mi materia no se dejó llevar por la mente inmaterial!
Aquí es donde se revela una verdad relativamente absoluta, es decir que depende de cada chica, y es que el tamaño sí importa! Teniendo en cuenta algunas acotaciones! Esto no quiere decir necesariamente que tenga que ser largo y ancho, (mi vida sexual no es una película porno).
A pesar de que la técnica de mi compañero en cuestión no es del todo mala, no logro sentir placer. Lo cual, según investigo mediocremente en internet, resulta ser explicado porque generalmente experimento más orgasmos vaginales que clitorianos y aunque todavía existe discusión científica sobre sus diferencias, mis orgasmos dependen de la intensidad, ángulo y ritmo de la penetración, lo que me hace recordar los maravillosos orgasmos obtenidos con mi extraña  obsesión  por estar arriba.
Y ya que estamos hablando del tamaño y no de la técnica (no porque esta última sea menos importante!) Debo resaltar que hay tres variables indispensables en cuanto al tamaño: el diámetro, la longitud y la rigidez, y lastimosamente debo decir que este espécimen no me complacía con ninguna de sus tres características, especialmente por las dos últimas. Es decir que matemáticamente quede 1/3 satisfecha.
Es por esto que no somos compatibles… Pero me cae bien, excepto por su prepotencia y  paranoia avasalladora de: “soy un tipo bueno, buena onda, todas me caen y me persiguen!” Lo que sí debo reconocer es que esa lucha de poderes me atrajo al principio, pero ya no es suficiente.
Esta vez debo decir: Siento, luego existo.


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