sábado, 1 de marzo de 2014

La rumba y la reivindicación de mis 20´s

Salgo cada vez que puedo. Me emborracho hasta que ya no me cabe más guaro en la sangre. Bailo hasta que me echan del bar y me levanto al que me dé la gana me lo gozo y si me dan ganas me lo como. No me arreglo ni me entacono, ando cual desgualamida y no me interesan los chuzos (lugares) de mierda donde me ven la pinta para dejarme entrar, no me trasnocha en absoluto “Nos reservamos el derecho de admisión”. Si me quiero ir despelucada a una rumba lo hago, si me quiero ir en tenis lo hago, si se me da la genial idea de emborracharme en una tienda chirri con rokola incluida pues... nada como cantar a grito herido a media noche encima de una silla plástica: Rata inmunda, animal rastrero…

Yo como que me quedé en la rumba de universidad pública (dirán muchos) a pesar de haber pasado ya la mitad de mis veintes. El punto es que a mi edad  esto se ve indecoroso, la gente de mi generación que trabaja, estudia su postgrado y actualiza en Facebook su estado a comprometido, prefiere los planes de levantado: entaconarse, arreglarse hasta el infinito, tomar whisky y coctel y además irse temprano por q al otro día toca madrugar.

¿Complejo de Peter Pan?, tal vez. Etapa tardía, sí, tal vez. Pero ¿cuáles el punto aquí?, que me rehúso a ser parte del esquema que vive mi generación donde bajo el pilar clave de la estabilidad emocional, económica y profesional, tienes comprado el pasaje a la felicidad, y a un ficticio posicionamiento social.



Pasaré por muy hippie pero a mí me parece aburrido que a mi edad ya estén buscando el "American Dream". Una familia,  un estatus social y un trabajo económicamente estable. Además de la necesidad de estabilidad emocional es muy importante para las personas de mi generación conseguir un estatus social y el camino fácil es una pareja que te ayude a alcanzarlo: una esposa refinada o un marido que ojalá gane más que tú y que para su círculo social pasen como de pareja perfecta. Yo quisiera en cambio aventuras de una noche con artistas, mamertos, yuppies, y relaciones furtivas con chicas irreverentes y libres. Definitivamente me rehúso a cambiar pañales, a dejar de salir por que mañana madrugo, y a aguantarme un empleo aburrido y un jefe miserable con la única satisfacción de un cheque escurridizo a final de mes. 

¿Por qué cargar con un peso que yo no he pedido?, ¿Por qué seguir un camino que yo no he trazado? y ¿Por qué seguir planes y sueños q alguien más ha construido por mí?. Yo me cansé de cumplir expectativas: de mi familia, de mi pareja, de la sociedad; donde para cada cosa hay un momento, para cada etapa una edad, donde el éxito está en un plan de vida que debemos seguir como si estuviera escrito en piedra, donde la felicidad es traducida a pareja, hijos y plata, y donde si te sales de ese camino que han trazado por ti eres un rebelde y nunca vas a encajar en el status quo social donde la cima de la pirámide la comparten los que la sociedad  llama personas exitosas.


Mi satisfacción no está en verme a un espejo y ser esa persona que la sociedad  quiere que sea.  Mi satisfacción personal está en ser libre, en elegir el camino que quiero, tomarme el tiempo para hacerlo y cambiarlo si lo deseo, pero sobre todo gozarme el intermedio, reconocerme en el proceso y darle gusto a mi cuerpo y a mi espíritu sin las privaciones morales que alguien más impone por mí.

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